El bartender necesita cuantos más aliados mejor. También el consumidor interesado. Por lo que los mixers evolucionan para convertirse en herramientas versátiles apostando por la personalización y las nuevas tendencias de producción y de mercado. El mixer reclama un poco de estatus.
Pueden irrumpir con una estética vistosa que les otorgue apariencia de calidad premium, pero su credibilidad radica en garantizar un acercamiento a procesos naturales en la extracción de aromas y sabores. Existe una creciente variedad de esta oferta signature, bien de sabores nítidos y demandados (ginger beer, pomelo, tónica…), bien ampliando la paleta con extractos, aceites, semillas e ingredientes exóticos. No cesa la experimentación con botánicos ni la búsqueda de la burbuja fina. Unos se orientan a ensalzar los atributos de los destilados oscuros, otros apuntan a spirits más ahumados o añejos.
Los hay herbales, cítricos, especiados, presentados con su propio perfect serve pero también dejando espacio a la libertad del bartender para explorar su creatividad. Todo sea por facilitar un mejor ensamblaje de las mezclas y dar complejidad incluso a las propuestas sin alcohol.