La hegemonía de la cerveza en el mundo de las bebidas no siempre encuentra equivalencia en el dominio de unas mínimas pautas de servicio para obtener el máximo disfrute. Es deseable conocer orígenes, técnicas y estilos, pero conviene recordar que el perfect serve no se limita a espirituosos y combinados.
La espuma es síntoma del estado vital de la cerveza. Cada estilo tiene la suya, definida por una densidad, cremosidad y estabilidad según la carbonatación. Esta capa en su tamaño justo forma parte de la misma cerveza y es protectora natural de sus propiedades y del organismo del que la ingiere. Beber cerveza en vaso o de la botella no da igual. Porque la espuma hace su función hasta el último sorbo.
La suma correcta de movimiento e inclinación al servir es cuestión de práctica. El objetivo: respetar el diseño de la receta y no frenar la formación de la deseada corona. Una vez servida, mejor entender que la cerveza no es vino.