La provincia de Cádiz producía vinos hace ya 3.000 años en la época de los Fenicios.
El “Sherry” había conquistado el mundo y hubo un momento en que dejó de hacerlo. Ahora podemos afirmar que nunca lo dejó y que vuelve a ocupar el sitio que nunca abandonó.
He tenido la suerte de cumplir una promesa que me hice hace ya más de 15 años, y es poder visitar esa tierra todos los años. En muchos de estos viajes he podido disfrutar de varios de los brebajes que nos regala el llamado Marco de Jerez en su catedrales. Formado por el triángulo de Sanlúcar, El Puerto de Santa María y Jerez de la Frontera.
Unos vinos que durante siglos han sido tan deseados sobre todo por los ingleses. Es curioso, si haces una ruta por las bodegas, ves la cantidad de nombres de origen inglés que tienen muchas de ellas; el nombre “Sherry” es de origen inglés. Sin olvidar el gran negocio que existe en torno a las barricas, que han tenido vinos de Jerez añejando grandes destilados en muchas partes del mundo. No podemos dejar de hablar de un destilado que adoro y que tiene su origen en un alcohol con base vínica pero que las barricas de esta zona dan unos matices únicos; estamos hablando del Brandy de Jerez.
Además, su sistema dinámico de criaderas y soleras se traslada también al envejecimiento de grandes destilados. El vino más joven se ensambla con el más añejo, homogeneizando el resultado final.
Esto con respecto a los vinos, pero si tenemos la suerte de poder pisar bares en ciudades como Londres o Nueva York, os puedo asegurar que no hay carta donde no estén presentes estos vinos. Oleadas de bartenders visitan estas catedrales para poder saborearlos con sus paladares.
Existen “Sherry Bars” en algunas de las grandes ciudades del mundo. En la capital japonesa está la taberna con más tipos de jerez del mundo, Bar de Ollaría, donde se hacen competiciones de venenciadores.
Los vinos de Jerez, tras muchos años de letargo, están en un momento de resurrección gracias a enólogos, pequeños productores, chefs y grandes bodegas.
Una tierra que gracias al velo de flor, en algunos casos, y con un envejecimiento oxidativo, en otros, crea unos vinos como los finos, manzanillas, amontillados , olorosos, palos cortados y Pedro Ximénez.
Aquellos que prueban estos vinos deleitan su paladar y, cuando un bartender disfruta de ellos, no puede más que trasladar a sus mezclas estos perfiles. Yo, finalmente, os voy a mostrar un cóctel sencillo pero delicioso, donde el vino de Jerez es el principal protagonista. Espero lo disfrutéis:
CHLOE
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2 onzas de Ron Añejo envejecido en barricas de exjerez
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1/2 onza de Vino Oloroso
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1 onza Cordial Ciruelas