En primer lugar, es necesario aclarar ciertos términos para entender y valorar lo que poseemos en nuestra tierra y sobre un destilado que tantos hemos exprimido y exportado como es la Ginebra.
Habría que aclarar lo que son las Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) e Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP). Es el sistema utilizado en nuestro país para el reconocimiento de una calidad diferenciada. Un producto con características propias y diferenciales donde se tienen en cuenta el medio geográfico en el que se producen las materias primas y se elaboran los productos., además del factor humano característico que influye en las mismas. Todo ello bajo el amparo de la normativa de la Unión Europea.
Muchos productos agrícolas europeos, incluidos el vino y las bebidas espirituosas, reciben distinciones que protegen sus métodos de producción y el terroir. Son muchos los tipos de denominaciones para licores y vinos en la Unión Europea. Los AOC y DOC, las distinciones de denominación francesa e italiana relativas a uvas y regiones específicas, se consideran Denominación de Origen Protegida (DOP), mientras que los aguardientes, incluidos el coñac, el armagnac, el whisky escocés y la grappa, están incluidos en la Indicación Geográfica Protegida (IGP).
Con respecto a la Ginebra, existen tres variedades en el mundo que se distinguen como un producto geográficamente protegido.
Bebidas que sólo pueden producirse en una determinado lugar, utilizando ingredientes específicos, con un método que lleva consigo una larga historia.
Estas son: Plymouth Gin, producida en Blackfriars Distillery en Plymouth, Reino Unido desde 1793, Vilnius Gin producida en Lituania y Gin Xoriguer de Mahón.
Tener una Ginebra española con IGP y con tanta tradición, creo que merece una mención especial. Probablemente Gin Xoriguer de Mahón fue la primera Gin que se elaboró en el Mediterráneo. Utilizan el método tradicional de “one shot method”, como combustible leña del desbroce de los bosques de Menorca y refrigerado con agua del mar. Alcohol vínico, enebrinas del Pirineo Catalán y agua de pozo de Mahón. Destilada en alambiques de cobre de más de dos siglos de antigüedad. El envasado y etiquetado en botella en forma de caneca que, desde 1750, siempre ha conservado el Gin de Mahón.
Creo que es necesario valorar este producto de calidad y con tanta historia.
Hay una erupción de productos artesanales con grandes cantidades de productores que dicen ser hiperlocales, con pequeños lotes. Está bien y, muchos de los productos actuales con estas denominaciones, nacieron bajo este epígrafe artesanal, ahora bien, hay que resistir el paso del tiempo.