Después de muchos años detrás de la barra y poder vivir en propias carnes aquello que funciona y aquello que no, me atrevo a trasladar una filosofía idónea de equipo.
En un equipo debe haber una proactividad alta, interdependencia y confianza entre todos. Donde la cooperación sea el pilar y los conflictos se afronten y resuelvan juntos. El foco está en aprender, ganar y crecer. Y algo que para mí es básico: potenciar la aportación de talento, ideas y sugerencias de mejora.
En este punto, el espacio para todos los miembros del equipo es básico, aunque uno marque las líneas básicas y principales a seguir, nunca tenemos que tener miedo a que otros componentes del equipo sean mejores en muchos otros aspectos.
No tener miedo a los jóvenes, nuevos y proactivos con conocimientos, capacidades o iniciativas que el resto no posee.
No limitar la creatividad e iniciativa de los otros, aunque evidencien tus propias carencias.
Si no hacemos por ello, se genera un clima laboral de tensión y estrés. Donde no se optimizará el equipo, primará la visión personal frente a la maximización del rendimiento y la eficacia, y no se asignarán tareas a quienes las harían mejor, cerrando el acceso a aquellas en las que destacarían.
La incapacidad para reconocer como válidas ideas de otros, el miedo a ser superado profesionalmente por otro del equipo o la envidia, pueden llevar a algunos líderes a eludir su principal responsabilidad: tomar las decisiones más adecuadas para su empresa.
Frente a esto, profesionalidad y formación continua son la solución. Ambas son las que aportan los conocimientos y la visión necesarios para tener la capacidad de gestionar adecuadamente las virtudes propias y las del equipo, y lograr que todas ellas contribuyan al bien común de la empresa y del equipo.
El problema no es sólo tener miembros del equipo que saben más que tú sobre determinados temas, sino, realmente no saber gestionar ese talento.
Debemos abogar por la tolerancia, multidiversidad y el intercambio de ideas.
Los efectos del trabajo en equipo son mucho más que la suma de los logros individuales.