20 Ago Las coctelerías de hotel conquistan a los clientes locales.
Hasta hace poco, en España las coctelerías de hotel eran un territorio desconocido para los bebedores nacionales. En parte por la necesidad de los hoteles de rentabilizar esos espacios y en parte por el crecimiento y diversificación de la demanda de coctelería, poco a poco los españoles han ido perdiendo el miedo a atravesar los lobbys de los hoteles. Hablamos con varios bartenders para conocer su opinión sobre este fenómeno.
Uno de los cambios fundamentales para atraer al público local ha sido desarrollar una identidad independiente para esos bares. Eric Stephenson, bartender de Libertine Bar, en el hotel boutique Casa Bonay de Barcelona, confirma este cambio de paradigma: “Tradicionalmente, los bares de hotel existían para servir bebidas a sus huéspedes, pero desde que los propios hoteles han empezado a pensar en sus bares como conceptos en sí mismos, la narrativa ha cambiado. Así como antes el concepto era “un hotel con un bar”, ahora se considera más “un bar dentro de un hotel”. Aunque parece una diferencia sutil o un juego de palabras, representa un gran cambio de concepto”.
Este cambio en la conceptualización del espacio ha contribuido al éxito de algunas de estas coctelerías. Aunque el bar debe estar alineado con la identidad del hotel que lo alberga y ser atractivo para sus huéspedes, el naming y su comunicación se trabajan por separado y con el público local en mente. El objetivo es eliminar o mitigar algunos de los prejuicios que arrastra este tipo de negocios. “En general se relaciona a los hoteles de lujo con un trato más frío y conservador, aunque una vez cruzada esta barrera -gracias a las recomendaciones o las redes sociales- conseguimos clientes fijos que repiten. La clave es dar un excelente servicio pero con cercanía”, afirma Miriam López Pérez, bartender de Tarde.O en el hotel Rosewood Villa Magna.
El precio percibido es otro de los frenos. “Anteriormente se creía que los precios de los hoteles eran desorbitados, pero la gente ya va viendo que también hay hoteles con precios competitivos que se ajustan a todos los bolsillos” comenta Álex Loparza, bartender de Santo Mauro luxury colección by Marriot de Madrid. El tercero de los prejuicios lo confirma Andrea Macarone, bartender del Punch Room del Hotel Edition de la capital, “las coctelerías de hotel se percibían como lugares exclusivos reservados para turistas, lo que generaba reticencias en los locales; pero el público de la ciudad está superando su miedo gracias al boca a boca y las reseñas positivas en redes sociales, entre otras cosas”.
Casi todos los bartenders entrevistados confirman este cambio de tendencia. “Un hotel de categoría se enfoca al servicio del huésped, pero tenemos que mostrar que también podemos brindar un servicio de 5 estrellas a nuestros clientes externos” opina Loparza. Dani Alba, bartender de Isa Restaurant & Cocktail Bar del Four Seasons es más prudente: “creo que cada vez el público local está perdiendo el miedo a entrar a las coctelerías de hotel gracias a cartas más atrevidas, precios más comedidos y servicios más amenos, pero todavía no acabo de verlo reflejado del todo en la realidad”. Stephenson cree que, aunque está cambiando, “sigue habiendo cierta percepción de exclusividad que hace que muchos clientes locales no frecuenten los hoteles. Al entrar en el lobby y dirigirte al bar te puedes sentir un poco fuera de lugar y esa sensación todavía es un freno para el público”.
Los hoteles suelen tener excelentes localizaciones y espacios cuidados y agradables que nos estamos perdiendo. ¿Cómo hacer que el cliente local se sienta más cómodo y bienvenido acudiendo al bar de un hotel? Macarone cree que “los hoteles están adoptando un enfoque más inclusivo, creando coctelerías con ambientes menos formales y más acogedores. Además, han empezado a promocionar eventos y ofertas especiales dirigidas al público local”. Stephenson propone “hacer un esfuerzo por hacerles saber que el bar está abierto para todos. Cosas como hacer una selección musical liderada por DJs de la ciudad, organizar guest bartendings con otros bares de la zona, usar ingredientes de proximidad e incluso incluir referencias locales en el nombre de los tragos”. López Pérez tiene claro que hay que crear experiencias que rompan esos prejuicios y animen a la gente a conocer estos bares, a dar el primer paso: “El ejemplo más claro es el Tapa Tour, muchos clientes que nunca habían ido al hotel se quedaron maravillados por las instalaciones, el servicio y la calidad del producto. Nuestro público empieza a ser muy variado, desde segundas o terceras generaciones de clientes habituales que ven como una tradición el venir a visitarnos, a estos clientes que prueban una vez, se sorprenden mucho con la calidez del servicio y se convierten en parte de nuestra familia”.
Aunque casi todos confirman que los clientes suelen decantarse por recetas clásicas cuando están en la barra de un hotel, cada vez encontramos menús de autor más creativos que pueden en algunos casos consumirse en diferentes zonas del edificio. Poco a poco, parece que se van venciendo los prejuicios sobre el precio, la frialdad en el trato, el ambiente aburrido o la exclusividad y el público local va conquistando las coctelerías de hotel, así como otros servicios que ofrecen estos establecimientos como restaurantes, spas, terrazas o piscinas. Esperemos que este fenómeno siga creciendo, la madurez del sector también pasa por la diversificación de la oferta. Y, además, nos da más oportunidades de disfrutar de buenos tragos en nuestras ciudades.
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