Una historia más o menos precisa: el White Lady

Uno de los grandes cócteles de los años 30, poco popular hoy en día pero que sigue gozando de cierto prestigio entre los barmans amantes de los clásicos, el White Lady, es típico de la mixología europea de hace un siglo. También está en el centro de la pelea (sobre todo póstuma, como pronto veremos) entre dos de los barmans más prestigiosos de la historia de la mixología: los dos Harrys, Craddock y MacElhone.

El primero era inglés, el segundo escocés. Ambos habían ido a Estados Unidos para aprender su oficio. Pero Craddock se había quedado allí, mientras que MacElhone pronto regresó al viejo continente para convertirse en uno de los pilares fundadores de la escuela europea. Trabajó en algunos de los establecimientos más famosos de Francia y Reino Unido —Ciro’s, en particular— y durante la Segunda Guerra Mundial sobrevivió al bombardeo del Café de París en Londres, donde trabajaba con su hijo, en el que murieron 34 personas. Si su nombre sigue siendo relevante hoy en día es por el bar que compró a principios de los años 20 y que, un siglo después, sigue perteneciendo a la familia: el famoso Harry’s New York Bar de la calle Daunou de la capital francesa.

Craddock, por su parte, ya era mundialmente famoso cuando regresó a Europa debido a la ley seca. Entró a trabajar en el Savoy de Londres a los 45 años. Allí se convirtió en el autor del recetario del hotel, un libro que sigue siendo una referencia más de 90 años después de su publicación. MacElhone, 14 años más joven, pertenecía a una generación diferente y es posible que hubiera algo de celos por su parte y de la de otros profesionales, que habían “construido” la escena de la coctelería londinense, hacia un hombre que llegaba con estatus de estrella sin haber contribuido a nada.

Quizá por eso los herederos de MacElhone afirman de manera tajante que fue ‘su’ Harry quien inventó el White Lady, no Craddock. Y de hecho, es en el libro del escocés, el ABC of Mixing Cocktails, publicado a finales de 1922, donde aparece por primera vez una receta bajo ese nombre. Pero es una fórmula bastante diferente a la clásica: lleva brandy, crema de menta y Cointreau, mientras la que todos (?) conocemos hoy en día es idéntica a la que incluye Craddock en el libro del Savoy en 1930, es decir una mezcla de ginebra, limón y de triple seco francés.

Se podría pensar que el nombre es sólo una coincidencia, y dejarlo ahí. Dos recetas diferentes pueden tener nombres similares, al igual que dos recetas similares pueden tener nombres diferentes. Sólo los fetichistas dan importancia a estos detalles. Pero tras la muerte de MacElhone en 1958, su hijo explicó que su padre había modificado la receta, sustituyendo el brandy por ginebra y la crema de menta por zumo de limón en… 1929, justo antes de que Craddock publicara la versión canónica. Es cierto que muchas de las recetas del libro de Savoy no son de Craddock, que se inspiró en otros libros y que, cuando una receta era suya, lo mencionaba.

¿Significa esto que MacElhone es el verdadero creador del White Lady y que Craddock tan sólo incluyó la receta en su libro por su popularidad? No. En vida, MacElhone nunca reclamó la autoría del cóctel. Sin embargo, el White Lady era uno de los cócteles más populares del Savoy. Durante una reforma en 1927, Craddock escondió una coctelera llena de este cóctel en las paredes del Savoy. Y lo mismo hizo en el Dorchester una década después.

El hecho es que la familia MacElhone nos ha acostumbrado a su relación bastante relajada con la verdad. A la muerte del patriarca, sus herederos empezaron a presentarle como el creador del Sidecar, el French 75 o el Bloody Mary. Mentiras todas. La exageración o la mistificación son pecados comunes en el mundo de la coctelería. Jerry Thomas afirmó haber inventado el Tom & Jerry. Harry Johnson dijo ser el creador el cóctel (nada menos). Un barman estadounidense llegó a decir haber originado el Presidente (cuando lo crearon los cantineros cubanos). Al menos tres personas diferentes revindican el Cosmopolitan. Y por lo menos 347 camareros españoles fueron los primeros en servir un gin-tonic en un vaso de balón. O eso dicen.

Distinguir la verdad de la mentira es complicado. Poco más podemos decir que lo siguiente: MacElhone no inventó el White Lady. Craddock puede o no haberlo hecho. Pero sí lo popularizó y lo trató con mucho mimo. Y ya está.

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Francois Monti
Francois Monti

François Monti es el autor de tres libros, incluyendo “El gran libro del vermut” y “101 Cocktails to Try Before You Die”, y ha colaborado con muchas revistas internacionales. Desde este año, es el Academy Chair España / Portugal de World’s 50 Best Bars. Ha pasado la última década bebiendo para escribir, o escribiendo para beber.

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