Entrevista: David Grau de Ecospirits

De los 80.000 millones de botellas de vidrio que circulan por el planeta 70.000 son de vino y destilados, lo que se traduce en 39 millones de toneladas de CO2. EcoSpirits, la compañía tecnológica de economía circular fundada hace seis años en Singapur por Paul Gabie, se ha propuesto liderar la revolución del sector de la distribución global.

El objetivo es una disminución drástica de los residuos de embalaje y vidrio de un solo uso. Disponible ya en casi 30 países, esta plataforma circular inteligente cuenta con más de 2.000 hoteles, bares y restaurantes que han adoptado el sistema de sus ecototes, contenedores personalizados y con una vida de 150 llenados. Este circuito cerrado llega a España con el desarrollo de las primeras ecoplantas y las primeras marcas de espirituosos presentes en este formato. Hablamos de ello con David Grau, director de operaciones y desarrollo de negocio de EcoSpirits Spain.

¿Cómo llegas a EcoSpirits?

Me llamó Francesc Escolà y me dijo que tenía este proyecto de sostenibilidad. Me pareció curioso porque llevamos años mejorando el producto y siempre estamos en esa innovación pero nunca en la del packaging. Pernod Ricard hizo su botella de papel con Absolut y se están intentando cosas pero es muy complejo. Me enviaron una presentación de EcoSpirits y un vídeo muy chulo y me enganché. Es algo disruptivo en España.

¿Qué hacías antes?

Mi carrera empieza en Cocomex (luego Global Premium Brands), compañía de Alfonso Morodo. Me introduzco en el mundo de las bebidas como director comercial con marcas como San Pellegrino o Salitos. Mi misión era el posicionamiento de marca en el mercado español. Teníamos también la ginebra G-Vine y llegó el boom de las ginebras con Hendrick’s y nosotros. El consumidor empezó a ser un prescriptor, algo que no había pasado. Mi perfil era el de especialista en distribución.

¿Venías del marketing?

Sí, sobre todo marketing e investigación de mercados. Siempre me había gustado el sector de la alimentación. He trabajado en cafés, aguas, con marcas boutique, nunca en una multinacional. He sido siempre muy de remar con poco presupuesto de marketing pero con mucho ruido en el mercado. Salió Gin Mare, la marca a la que más desarrollo y velocidad metimos, hasta que se vendió el año pasado.

Fundaste Peces de Ciudad, proyecto con fines benéficos.

En 2013 tuve una leucemia que me paró laboralmente. Estuve un año y dos meses en tratamientos. Y en el hospital creé el proyecto social Peces de Ciudad con vinos ecológicos. Mi idea era devolver todo lo que se me había dado. Llevamos donados 148.000 euros a investigación en España. Vendemos 50.000 botellas de vino. Hoy me dan dos premios en Las 100 Mejores Ideas: a la mejor idea de impacto social y a EcoSpirits por la sostenibilidad.

¿Cuánto lleva EcoSpirits en España y cómo se adapta?

Llevamos ocho meses. La idea era montar una planta de embotellado pero hay un plan de expansión. En Europa la normativa es muy compleja. Esto nace en Singapur donde hay otras normativas y requiere adaptación de maquinaria, a los IFOs y a los ISOs… Por eso entré en EcoSpirits.

¿Qué sois dentro de EcoSpirits Global?

Es lo que hacía Coca-Cola con sus distribuidores. EcoSpirits da licencias a los países y en España somos un licenciatario de EcoSpirits Global. En Francia tienen a la Maison du Whisky como operador y en España nos tienen a EcoSpirits Spain. Empezamos el año pasado a montar el proyecto en España. Somos operadores, invertimos en una planta de embotellado y negociamos con las marcas.

¿Qué significa ser director de operaciones?

Soy el que barre, el que monta, el que hace de todo, el de la startup.

¿Qué hace realmente EcoSpirits?

El concepto es muy sencillo. Como cuando nuestra madre nos mandaba a las bodegas a comprar vino a granel. De lo que se trata es de que el impacto de la huella de carbono sea el menor posible. Paul Gabie tiene en Asia-Pacífico la compañía Proof & Company y veía que en los cocktail bars se tiran un montón de botellas. En la actualidad se hace además muchísimo prebatch. A Paradiso de Barcelona le llegan diez cajas de vodka, las meten en un prebatch y esas botellas y cajas se tiran el mismo día. Paul decidió hablar con las marcas para que le llevaran el líquido a granel a su planta de embotellado para hacer un copacker. El propietario del líquido siempre es la marca. Nosotros somos un embotellador. En cada momento siempre está en juego el propietario de la marca que sea, como Pernod Ricard Global, y el importador, en este caso Pernod Ricard España. Nuestra misión es hablar con ambos para firmar unos acuerdos de embotellado y empezar a operar con esa marca.

¿En qué consiste el ecotote?

En un ecotote de formato 4,5 litros caben 6,4 botellas de destilado. Lo que es importante es la tecnología que hay detrás, no simplemente el embotellado. Es un envase que lleva dentro un recipiente de vidrio. También un QR porque cuando se embotella cualquier líquido hacemos un escaneo para la trazabilidad del producto. Luego hay unos smartpours para las medidas que no trabajan si no estuviera escaneado el ecotote. Toda esta tecnología sirve para hacer un seguimiento de los destilados que van dentro. Esto ya está sucediendo en Inglaterra, puedes acceder a un programa interno y ver que el ecotote del Four Seasons en el centro de Londres está consumiendo ecototes de Plantation.

¿Qué clientes tiene EcoSpirits en España?

El foco ahora es la hotelería porque en Europa hay una agenda 2030 muy top y la hotelería lleva años buscando soluciones de sostenibilidad. Las grandes cadenas ya están eliminando las pajitas y minibares. El otro día estuve con la Asociación de Hotelería de España y con las sábanas viejas están haciendo camisas y las envían a otros países donde hay necesidad. La hotelería ha sido la primera respuesta, estamos hablando con tres cadenas españolas muy importantes para hacer un piloto.

Ya están Marugal o Pulitzer.

Sí, también un Iberostar que en República Dominicana ya ha metido una planta dentro de su hotel. Está Meliá, Riu se ha interesado, Mandarin…

¿Y a nivel global?

Más de 2000 cuentas y 400 marcas a la espera de entrar. Diageo ya está en Suiza con Capitán Morgan, Smirnoff y Gordon’s. Cointreau en Inglaterra. Las grandes se están metiendo en el sistema.

¿Y los bares de cócteles?

Hemos cerrado Sips para un cóctel con Avallen. Paradiso y Collage con Plantation. Hemos empezado en Barcelona, queríamos probar el sistema con cuentas de cercanía que quieran tener un producto de proximidad. Como Ginraw, por ejemplo, una ginebra local que se focaliza mucho en Barcelona.

 

¿Qué os diferencia respecto a EcoSpirits Global?

Haber hecho un sistema abierto a todas las marcas. En internacional lo están cogiendo importadores que sólo dan entrada a sus marcas. Por eso hemos montado la primera ecoplanta dentro de Bardinet. Lo que buscábamos era seguridad en el día a día, necesitamos el expertise de un fabricante como Bardinet que hace 28 millones de botellas. Esto te da entrada a las auditorías. Cuando una gran marca quiere enviarte líquidos, hay auditorías de dos o tres días viendo analíticas, trazabilidad, cómo se está operando, personal… Es muy complejo y esto no sucede a nivel mundial, sólo en España porque queremos abrir el sistema a todas las marcas.

¿Cómo se garantiza la experiencia de marca?

Hay muchas noticias sobre sostenibilidad y está llegando a nuestro sector. Cuando Paradiso hace un summit ya no sólo van bartenders a hablar de sostenibilidad, va gente de otros sectores. La sostenibilidad está en boca de todos y el consumidor está esperando. ¿Cómo comunicas que tienes EcoSpirits? Muchas cuentas hacen que el cóctel que salga con EcoSpirits vaya marcado en la carta. EcoSpirits tiene un programa de forestación. Por cada ciclo de ecotote de 4,5 litros, EcoSpirits planta un árbol con el nombre del local. Si Paradiso utiliza Plantation, por cada ciclo se planta un árbol en Camboya. Lo queremos traer a Europa para que tenga mayor sentido. Ellos pueden poner que es el cóctel más sostenible del local. Incluso les decimos el CO2 que están ahorrando. Todo eso lo comunica la cuenta. Cada botella emite 150 gramos de CO2. Multiplica 150 por 6,4. Más la logística, porque ya vienen en bulks, no en palés, ya no tiran etiquetas, cajas de cartón, tapones… Hay un departamento en EcoSpirits Global que coge todos estos datos para que la cuenta tenga un argumento con su consumidor.

Está pensado para marcas de volumen, ¿por qué?

Porque no veo a marcas que tengan una experiencia con la botella. Si la botella no es un icono ya lo puedes utilizar en otro tipo de recipiente. En el mundo del vino está pasando. Torres está haciendo una prueba con Viña Sol donde la botella se reutiliza.

¿Cuál es la previsión de futuro para EcoSpirits Spain?

Queremos hacer siete plantas en España. Nuestro business plan es a seis años. Estratégicamente y por turismo nos encantaría tener una en Baleares, otra en Canarias y otra en Madrid. Nuestro objetivo es convertir 10 millones de botellas en 2030. Eso tiene un saving de CO2 brutal, dejar de emitir 5.500 toneladas de CO2. Y nuestra inversión prevista en el proyecto es de 4 millones de euros entre todas las plantas en desarrollo. Son muy caras, estamos aprendiendo y teniendo un implant como Bardinet, que entiende de embotellado, vamos mejorando. Nace como un proyecto muy manual y lo queremos automatizar más. Si se meten grandes players en el embotellado ya no será una marca local que envíe un drum para embotellar 48 ecototes sino que pedirán embotellar 20.000 litros. Tienes que adaptarte a estas necesidades. Para nosotros es un aprendizaje y un reto.

¿Qué interrogantes van surgiendo?

Ahora el objetivo es hotelería y coctelería, pero ya nos han llamado festivales. No queremos implantarlo todavía en un festival porque queremos ser cuidadosos. Vamos a una primera velocidad. Coger 20 clientes y testear el proyecto a tope. Hay muchas cosas que aprendemos sobre el camino, a que no se desequilibre la medida del smartpour o a que en Soho House sepan volcar el ecotote para su gintónic de prebatch. Va a ser un proyecto muy bonito, disruptivo y diferente.

 

Miguel Ángel Palomo
Miguel Ángel Palomo

Periodista y fotógrafo. Ha pasado las horas muertas en hoteles y bares sin apenas cuidar el dress code. Por comilón y canapero, le han dejado juntar letras sobre restaurantes, tendencias gastronómicas, ciencia de la alimentación o alcoholes para copas en publicaciones generalistas como El País o El Mundo, en revistas lifestyle como GQ, Neo2, Time Out o Tapas, y en prensa especializada como Bar Business o Beber Magazine. A última hora se ha involucrado en proyectos editoriales relacionados con la coctelería y las bebidas. Llegó al mundo del cóctel como Peter Sellers a El Guateque, pero tras el primer negroni ya nadie le levantó de la barra.

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